Entre las leyendas tenemos:
1.- La Cruz de Paraguito:
Se cuenta que para el año 1957, se presento en esta comunidad una fiebre negra que azotó a la misma cobrando varias vidas, por lo que unos misioneros españoles bendijeron la comunidad y colocaron una cruz en símbolo de que hasta allí llegaba o pararía la epidemia, llamándola La Cruz de Paraguito.
2.- La Laguna de Buenos Aires:
Se dice que es una laguna encantada, tiene una profundidad de mas de 200 m y su longitud es de alrededor de 250 m, según cuentan que una tribu de indios fueron perseguidos por los españoles en la época de la conquista los cuales se internaron en la selva cuyo jefe de la tribu era el cacique “Manaure”.
Los lugareños tienen por costumbre cuando hace mucho verano subir Y lanzar morteros al lado de la laguna y le piden al cacique Manaure para Que llueva. Además narran que para la época de semana Santa, los Creyentes dicen que debajo de la Laguna se ve o se refleja la comunidad De Indígenas.
3- Historia de la Santísima Virgen del Rosario de la Piedra Santa:
Según cuenta la historia de los antepasados, don Celestino Monsalve y la señora Luisa Maria Engracia Suárez, eran personas muy devotas de la Santísima Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Todos los años salían como peregrinos, caminaban desde la finca de la Fortuna hasta Colombia, donde esta el templo de la virgen de la Chiquinquirá, para pagar promesas y hacer peticiones. Después de 7 años de constantes viajes, en 1849, de regreso a su finca, Don Celestino tropezó en el camino, con una piedra dos veces y, al observarla vio una lucecita que salía de la tierra, lo cual le produjo curiosidad. En el mismo sitio y ante un tercer tropiezo sostuvo la piedra entre sus manos y mostrándosela a Luisa Maria le dijo:
Mira, lo que veo aquí reflejada es la Virgen del Rosario de Chiquinquirá; la señora certifico que si era.
La trajeron para su casa y la mostraron a sus familiares y amigos. Como era una piedra pequeña, Don Celestino le hizo un orificio en la parte de arriba y se la colgó en el cuello. El creía que era una recompensa al cabo de 7 años de constante devoción y peregrinaje.
Las facciones de la virgen se fueron haciendo más notables, revelándose en sus detalles. Ante estos acontecimientos la llevo ante un sacerdote, en la ciudad de Rubio, para comprobar la fijación de la imagen, este coloco un punzón en el centro de la piedra y la golpeó. Se sorprendió al ver como se desprendía un pedazo en la parte superior y abajo por el lado derecho, exclamo con sorpresa, ¡si!, es una aparecida y la bautizo “Virgen del Rosario de la Chiquinquirá”.
Sugirió colocarla en un altar para su veneración por los fieles cristianos. Pronto se corrió la voz sobre la feliz aparición de la Virgen de la Fortuna. Desde entonces los devotos acuden a pedirle favores y milagros confiados en su poder misterioso. Su nombre se origina del lugar donde la visitaban y la reconocieron La Fortuna.
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